La obra de la semana: Bolero, de Maurice Ravel
Saint Jean de Luz, donde Ravel trabajo en el Bolero
Compositor francés, de padre Suizo y madre de origen Vasco, alumno de Fauré y de Gedalge, entre otros. En sus inicios como compositor recibió críticas severas referentes a su obertura de Shéhérazade: por un lado, con una mezcla de abucheos y aplausos por parte del público y por otro, al ser descrito por un crítico como “un debutante mediocremente dotado…que tal vez se convertirá en algo si no en alguien en unos diez años, si trabaja duro“. Ravel llegaría a ser considerado el más grande compositor francés vivo, tras la muerte de Debussy, en 1918, pero su obra fue ampliamente reconocida y respetada desde muchos años antes.
La música de Ravel es ingeniosa, elegante, expresiva sin caer en lo cursi, con un gran balance formal y un uso virtuoso del color orquestal. Un buen reflejo del cuidado por el detalle, la pulcritud y esmero que el compositor ponía también en su apariencia física
Bolero, fue escrita para la compañía de ballet de Ida Rubinstein. La pieza es única: un gran crescendo sobre una melodía repetida que dura cerca de 20 minutos. A algunos les incomoda la monotonía mientras que a otros los hipnotiza.
Es un experimento en el que el compositor busca que en un entorno de armonía, melodía y rítmica fijas, sean la densidad y el timbre los que mantengan el interés y la atención del oyente en la pieza, utilizando todo un caleidoscopio de colores instrumentales previos al único cambio armónico que hay, justo antes del final de la obra.
Bolero es tan popular ahora, que es complicado imaginar lo extraño que debe de haber sonado para los oídos de la época. Aún así tuvo una gran difusión y gozó de un éxito inmediato que lo han convertido no solo en una de las obras más famosas del compositor, sino en una de las más lucrativas aún después de la muerte de Ravel. Se calcula que generó alrededor de 63 millones de dólares en el periodo que abarca desde la muerte del compositor, en 1937, hasta el 2001, además de diversas pugnas entre los descendientes de Edouard, hermano de Maurice y único heredero.
Se especula que la afasia que sufrió Ravel durante sus últimos años se debió a una demencia frontotemporal, en la que ciertas partes del cerebro se atrofian, mientras que otras crecen.
Se cree que en el caso de Ravel la enfermedad pudo haber causado periodos de una gran creatividad, aunque esta creatividad normalmente incluye un alto grado de estructura y repetición, por lo que neurólogos contemporáneos han llegado a sugerir que la forma del bolero obedece a signos tempranos de la enfermedad que eventualmente terminó con su vida.
Más allá de las especulaciones y los datos, lo más conveniente es el contacto directo con la música.
Por eso te invito a ver este primer video en el que hay un sencillo análisis tanto de la forma como de los instrumentos más prominentes en la textura. La grabación es de la filarmónica de Berlín, dirigida por Pierre Boulez
Y como normalmente se sugiere escuchar las piezas más de una vez y en versiones diferentes, te comparto también la interpretación de la London Symphony Orchestra, dirigidos por Valery Gergiev, ¡utilizando un palillo de dientes como batuta!:
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Brenda Luisa Bea Zamorano
Es editora, traductora y correctora de Ad Libitum. Su trayectoria en el mundo de la música comenzó como violinista desde los 8 años. Desde ahí prometió no dejar la música y lo ha cumplido.
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